Carpas en el parque

Resumen

"En los años que duró la enfermedad casi no tuvimos visitantes. Las carpas, flacas por la drástica reducción de su diera, se iban muriendo  a diario. Nosotros teníamos que limpiar los estanques para evitar que se propagara también aquí la oscuridad; pero llegó el momento en que las muertes superaban nuestros esfuerzos, y fue imposible mantener limpios los espacios. Las pocas sobrevivientes pululabam por las partes más profundas, esperando que las tímidas corrientes del manantial fuesen suficientes para que la muerte les pasara por encima. Adentro, la carne en descomosición impedía todo paso de la luz, por lo que intuíamos que las algas también habrían muerto. Afuera, los restos de huesos en la hoguera se apilaban entre la hojarasca, como si con ello pudiéramos dejar de pensar en lo que nos habíamos convertido: una fosa común de peces coloridos".