Resumen
Pablo Montoya nos habla acerca del extrañamiento que le produjo ver el daguerrotipo de Frédéric Chopin en el cual, dice el autor, lo veía más grande de lo habitual y más cansado. Nos menciona, además, que este primer tipo de acercamiento a la fotografía hacía que los retratados se mostraran diferentes a lo que en realidad eran: "El de Balzac es de 1842 y muestra a un hombre basto y al mismo tiempo entusiasta, con la camisa desabotonada y la mano infatigable puesta sobre el pecho. Si alguien no supiera que se trata del narrador proteico, podría creer que es un proxeneta avezado, o un carnicero protervo disfrutando sus ratos de descanso".